Escribí este pequeño reportaje el 14 de mayo de 2009
Era viernes, uno de mayo. Teníamos por delante un fin de semana largo y lo pensábamos pasar en el pueblo. Salimos de Barcelona por la AII, autovía que pasa por El Bruch y La Panadella. En la radio escuchamos un aviso de tráfico: había una cola kilométrica cerca de La Panadella. Así que decidimos dejar la autovía a la altura de Igualada y desviarnos a la izquierda siguiendo carreteras secundarias.
Estábamos atravesando la comarca de l'Anoia.
El día era radiante y los campos hermosos.
Pudimos contemplar su belleza por la ventanilla del coche.
—Hace mucho que no visitamos la ermita de La Roqueta. ¿Quieres que vayamos?
Y nos metimos por una pista de montaña que llevaba a la ermita. En esta zona apenas hay turistas. Todo es muy solitario. Dejamos el coche a la sombra, debajo de unos árboles. Todavía quedaban charcos de las últimas lluvias.
Es una ermita sencilla, del románico tardío, siglo XII, dedicada a la Virgen del Rosario.
Tras dar la vuelta a la ermita, penetramos en su interior. Está bastante deteriorado. Hay señales evidentes de que se ha hecho fuego dentro.
Se conserva una bóveda ojival gótica y un arco triunfal apoyado en dos columnas en cada lado.
Esta es la vista desde la ermita. Observamos la pista por la que hemos venido. Detrás de un altozano, asoma una casita de payés. Es Cal Maginet, restaurante y casa rural.
Detrás de un altozano, asoma una casita de payés
Nos ponemos en marcha otra vez y ahora recorremos una carretera vecinal que bordea los campos de colza. Al fondo, en la cima del monte, se alza el castillo de Queralt.
Castillo de Queralt (ruinas)
Me pongo a pensar en los payeses, campesinos y labradores. Valoro inmensamente su labor. Ellos son los artífices de este paisaje rural. Son los hacedores de paisajes, jardineros de la tierra.
Fotos realizadas por Josep B. C. un dia de mayo de 2009