Deja que suene esta música mientras lees (clica el enlace): Lumière intérieure
Jésus le Christ, lumière intérieure,
Ne laisse pas mes ténèbres me parler.
Jésus le Christ, lumière intérieure,
Donne-moi d'accueillir ton amour.
Salieron de Louvie-Juzon siguiendo el curso del río Gave d’Ossau.
Cerca de Castet, el río forma un pequeño lago. Luego se pasa por Bielle, y después viene Laruns.
En Laruns había una gran plaza de forma irregular, oblonga. Los caminantes no tenían nada que comer. Se acercaron a dos señores que charlaban a la puerta de una casa. Tenían aspecto de hombres de campo. Les preguntaron si les había sobrado pan del día anterior.
—No me pidáis nada—, dijo el de la derecha, —¿no veis que estoy impedido y no puedo trabajar?
Los caminantes le miraron de arriba abajo sin comprender, no tenía aspecto de discapacitado. Sintieron pena por aquel señor que, a pesar de su aspecto tan saludable, no podia trabajar. La mujer y el chico les desearon buenos días y siguieron su camino. A sus espaldas oyeron las risas de los dos señores.
Les costó captar la indirecta, pero al cabo de un rato la entendieron. Era como decirles: "Sois una mujer madura y un chico joven, ¿por qué andáis pidiendo para comer? ¿Por qué no trabajáis como todo el mundo para ganaros el pan?
Se sintieron como si la tierra temblara bajo sus pies. Tenía razón el señor. ¿Qué hacían ellos jugando a ser pobres? Sin embargo, algo les decía que tenían derecho a ser buscadores. Ya trabajarían cuando llegase el momento. Primero debían encontrar un lugar.
Habían dado todo su dinero a los pobres. El contrato de trabajo de la mujer todavía no había finalizado. La universidad autónoma aún le ingresaría las nóminas de julio, agosto y septiembre. Estaban de vacaciones y, además, vacaciones pagadas. Pero no utilizarían ese dinero. Lo entregarían a Cáritas como donativo anónimo. Y entonces cancelarían la cuenta corriente.
Hasta ahora podían aclarar a la gente que iban a Lourdes como peregrinos. Y la gente de aquella zona lo comprendía enseguida. Pero a partir de ahora, ¿cómo justificar lo que estaban haciendo? ¿Que eran peregrinos que volvían de Lourdes? Algo ridículo, ¿no? Tendrían que dar un nuevo sentido a esta segunda etapa de la peregrinación.
Les gustaba imaginar que entre ellos y la sociedad todo sucedía como en los vasos comunicantes. Ellos daban su dinero a la sociedad (una sociedad que tenía la obligación de asistir a los pobres) y la sociedad les daba a su vez lo necesario para subsistir. Les parecía que estaban en su derecho de pedir pan a quien le sobrara. Tenían la intención de vivir de su trabajo, pero como voluntarios, sin cobrar.
Les gustaba imaginar que entre ellos y la sociedad todo sucedía como en los vasos comunicantes. Ellos daban su dinero a la sociedad (una sociedad que tenía la obligación de asistir a los pobres) y la sociedad les daba a su vez lo necesario para subsistir. Les parecía que estaban en su derecho de pedir pan a quien le sobrara. Tenían la intención de vivir de su trabajo, pero como voluntarios, sin cobrar.
Lo que no estaba muy claro era por qué rechazaban el dinero. Si se equivocaban, siempre estarían a tiempo de dar marcha atrás y volver al estilo convencional de ganarse la vida. El chico se había sumado a este proyecto, también le atraía el voluntariado como programa de vida.
En otra casa de Laruns les dieron pan, embutido y fruta.
* * *
Se encaminaron hacia Les Eaux-Chaudes, pasando por un valle precioso por el que discurría el río, tortuoso. Divisaron a lo lejos el balneario de Les Eaux-Chaudes.
Por la carretera, un coche se paró delante de ellos. Dentro iba un señor con su hijo de 12 años. Les invitaron a subir. Los caminantes nunca hacían autoestop, pero si alguien se paraba por voluntad propia, ellos se alegraban, sobre todo si les esperaba una subida, como ahora la del Portalet.
Así que, cómodamente sentados, fueron disfrutando del paisaje. Contemplaron, al pasar, el lago de Fabrèges, la subida al Portalet y la cima del Portalet (1792 m), entrando en España por Aragón.
Era la frontera. Nadie les paró. Cerca del Portalet nace el río Gállego, que transcurre paralelo a la carretera. Unos kilómetros más abajo está señalizado el cruce que va a la estación de esquí del Formigal. El primer pueblo de España se llama Sallent de Gállego.
El coche se paró un poco antes, en una zona de acampada en donde el señor y su hijo pensaban plantar una tienda para pasar la noche. Los caminantes siguieron a pie hasta Sallent, pueblo en el que confluyen dos ríos, el Gállego y el Aguas Limpias, para formar el embalse de Lanuza.
Sallent de Gàllego
El ayuntamiento de Sallent había habilitado un local para la gente transeúnte. Un guardia admitió a los caminantes. Esa noche estarían solos en el local, no había nadie más. Debían hacer tiempo hasta las ocho de la noche para poder entrar. No podrían salir hasta las siete de la mañana siguiente.
El local constaba de una gran sala con muchas camas, sin paneles de separación entre ellas. Todo estaba muy limpio y bien ventilado, con grandes ventanales. La mujer y el chico eligieron las camas que más les gustaron. Estaban contentos y se hacían bromas como dos chiquillos.
Ese día habían recorrido 33 km a pie y 20 en coche.
* * *
Ya se habían dormido cuando uno de los vigilantes entró, encendiendo las luces. Tranquilizó a los caminantes diciéndoles que solo venía a buscar dos colchones porque acababan de llegar otras personas. Les acomodarían en el garaje.
Los caminantes se sintieron un poco culpables por tener el privilegio de disfrutar de toda aquella sala, mientras que a los recién llegados les esperaba tan solo un colchón en el garaje.
Jésus le Christ, lumière intérieure,
ReplyDeleteNe laisse pas mes ténèbres me parler.
Jésus le Christ, lumière intérieure,
Donne-moi d'accueillir ton amour.
1 - Seigneur, tu me sondes et me connais;
Que je me lève ou m'assoie, tu le sais.
Tu me devances et me poursuis, tu m'enserres,
Tu as mis sur moi ta main.
2 - Je prends les ailes de l'aurore,
Je me loge au-delà des mers,
Même là ta main me conduit
Ta droite me saisit.
3 - Je dirai: que me couvre la ténèbre
La ténèbre n'est point ténèbre devant toi;
La nuit comme le jour illumine.
4 - Je te rends grâce pour tant de prodiges,
Merveilles que je suis et que tes œuvres,
Sonde-moi, ô Dieu connais mon cœur;
Conduis-moi sur le chemin d'éternité.